Hemos llegado al signo de Cáncer donde ya podemos sentir la oposición de el Sol y Plutón, que esta ubicado este último a 6º 30 de Capricornio, signo opuesto a Cáncer. Tanto Cáncer como Tauro son signos maternales, es decir de materialidad y Plutón el señor de la disolución, constituye una grave amenaza.
Para Plutón igual que para Urano podemos decir que la estabilidad y el estancamiento es un anatema y el cambio perpetuo crea el potencial para una vida mas plena. Howard Sasportas definió Urano, Plutón y Neptuno como los dioses del cambio permanente, que nos recuerdan las frases del Buda cuando habla del dolor humano, como la no aceptación de la impermanencia.
Federico Nietszche en su obra El origen de la tragedia nos habla de la lógica apolinea de Sócrates y Platon enfrentada a la lógica de los presocraticos, especialmente Heraclito (filosofo del devenir) como la lógica Dionisíaca.
Cuando el Sol y Saturno representantes de la estabilidad se oponen a Urano y Plutón tenemos este encuentro, entre lo Dionisíaco y lo Apolíneo. Del equilibrio de estas dos tendencias nace el verdadero sentido del arte.
La física moderna define a la materia como una forma de energía y lo único que podemos percibir es un devenir perpetuo e inexorable, siendo el apego el origen del sufrimiento pues todo aun nuestro cuerpo es momentáneo y prestado.
Pero la verdad es que en nosotros late el sentido de la inmortalidad, que ha sido la búsqueda de los alquimistas y esta relacionado con el oro (aurium) puro y solo ocurre cuando se han activado todos nuestros chakras y nos hemos convertido en super Hombres.
Esta oposición esta atenuada por la presencia de Júpiter en Tauro, haciendo un sextil al Sol y un Trígono a Plutón al estar júpiter en tauro, nos puede traer un recuerdo a la inmortalidad.
El resonador astroalquimico de Júpiter en Tauro es el punto madera del pulmón (TING) recordandonos que el principio de la inmortalidad esta en la respiración.
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